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22-04-2017

 

María Urruzola: Sin remordimientos

Foto: Gerardo Carrasco

SURda

Notas
Rompkbzas

 

En la tupa vida

Según libro, los tupamaros financiaron su sector al menos hasta 1994 con bandas delictivas

El nuevo libro de María Urruzola asegura que las "polibandas" de los 90 financiaban los medios y campañas del sector, que ya era parte del Frente Amplio.

 

La periodista María Urruzola acaba de editar el libro Eleuterio Fernández Huidobro, sin remordimientos , en el que revela no sólo datos interesantes de la figura del fallecido líder tupamaro sino también sobre los últimos cincuenta años de historia política del Uruguay, con el surgimiento del Movimiento de Liberación Nacional y su evolución en el tiempo.

Si bien abarca muchos temas, desde la relación de Huidobro con los militares a su propia transformación hasta "transar" con violadores de los derechos humanos, hay un capítulo en particular que despertó controversia.

Urruzola estuvo en el programa "Rompkbzas" de El Espectador, de Daniel Figares, en el que dio datos de su libro y de las revelaciones de ese capítulo en especial.

La escritora explicó que cuando se retomó la democracia, muchos grupos de izquierda creían que el "malón fascista" podía "volver por sus fueros". "Nadie estaba seguro de que la democracia fuera a consolidarse y por lo tanto muchos grupos se prepararon tal cual estaba en su línea política. Partiendo de esta base, cada grupo se preparó al igual que antes de la dictadura", dijo. "En ese marco, los tupamaros prepararon un 'sistema de retaguardia' que implicaba conseguir armas y dinero", señaló.

De acuerdo a las revelaciones de su libro, al MPP lo financiaron con asaltos hasta 1994, ya dentro de la estructura del Frente Amplio, idea que surgió de los mandos máximos del MLN. "Ellos necesitaban mantener Radio Panamericana, Mate Amargo. Esa historia la cuenta no solo un integrante. Yo hablé con tres personas del MLN que participaron en asaltos de diferentes grupos", dijo, y contó que otros dos consultados no quisieron participar del libro. Estas "polibandas" que actuaban en los noventa reunieron millones de dólares para financiar las campañas y los medios de comunicación del sector, según las revelaciones de los entrevistados.

"Si uno revisa la prensa de esos años, las últimas bandas armadas -que no puedo afirmar cuál era el vínculo orgánico con el MLN a esa altura-, cayeron en el '98", contó Urruzola.

"Chequeamos con varias fuentes si los relatos coincidían, lo que sucedió en este caso. Lo contradictorio es cuán orgánico era cada uno de los grupos respecto al MLN", agregó.

Luego narró que en 1998 "Nano" Folle hizo un programa en Víctimas y Victimarios donde habla sobre uno de los grupos que cayó entonces. "Lo que me sorprendió es que a ese grupo lo torturaron salvajemente en el Uruguay del 98, y están las pruebas (fue procesado un comisario). Y esa gente venía todo del MPP y nadie dijo nada. Ni Huidobro, ni Pepe Mujica. Eso me impactó. Torturaron a sus compañeros y callaron la boca. Acá hay gato encerrado, algo que no cierra", contó.

Entrevista en Rompkbzas

                                     Cualquier cosa por el Poder

Publicado el lunes 17 de abril del 2017 a las 14:47 hs

 

Financiaron al MPP con asaltos hasta 1998 ya dentro de la estructura del Frente Amplio. La banda era "orgánica" y se creó a propuesta de José Mujica y Eleuterio Fernández Huidobro. Con los asaltos obtuvieron entre 25 y 30 millones de dólares para financiar los medios de comunicación y las campañas electorales del sector según confesó uno de los asaltantes en el libro de María Urruzola, "Eleuterio Fernández Huidobro, sin remordimientos".

 

El libro incluye documentos y datos entre los que destacan la destitución de jueces, delaciones de Fernández Huidobro sobre sus compañeros de armas y la transformación del líder guerrilero Tupamaro en un "militar informal".

Fragmento de las declaraciones del detenido especial Fernández Huidobro:

"El intento de entender se confunde con el afán de justificar", según dijo Primo Levi, sobreviviente de los campos de exterminio nazi; para Urruzola es necesario "entender". Eleuterio Fernández Huidobro "no puso miramientos" a lo hecho durante la Dictadura por parte de los militares, sostiene la autora. El libro comienza con las frases de Eleuterio Fernández Huidobro: "Uruguay fue el país que tuvo más torturados per cápita del mundo. Uno de cada 55 ciudadanos fue torturado", y de José Mujica: "Todos los militares, de cualquier tendencia, que existen hoy en el Uruguay, los que hicieron carrera, los generales, los coroneles, todos torturaron. Cualquiera sea la posición que tengan hoy. No se puede hacer carrera militar en un ejército golpista como el argentino, como el uruguayo, sin que los oficiales se hayan enchastrado. Era parte del compromiso de ellos". Tanto José Mujica como Fernández Huidobro se contradijeron con sus acciones, comentó.

La Democracia en Uruguay fue tutelada, opinó Urruzola en diálogo con Daniel Figares. "No es menor recordar que Raúl Sendic (padre) no quería la reorganización del Movimiento de Liberación Nacional, él quería el trabajo con las grandes masas, el trabajo en la tierra. Perdió esa puja y falló en su intento de recrear el MLN". La periodista se pregunta "¿Qué es el MLN? Me encuentro con gente que se fue, por motivos políticos, y terminó siendo un sello". Según dijo esto se dio mediante los medios de comunicación que tenían. Debían solventar el funcionamiento de Radio Panamericana y Mate Amargo. "Todos los que trabajamos en los medios sabemos lo difícil que es mantener su funcionamiento", dijo la periodista.

"Hablé con tres personas que participaron de los asaltos. Yo no estoy capacitada para hacer el cálculo y la Policía nunca terminó de saber. Si uno revisa, los titulares de prensa de fines de los 80's siguieron hasta fines del 98", dijo Urruzola. Tupabandas, Mercobandas, Polibandas son algunos de los nombres que se les dio a estos grupos armados que robarony coparon durante la década de los 90's.

La periodista aseveró que "(Aureliano) Nano Folle hizo un programa en "Víctimas y Victimarios" donde habla de uno de los integrantes de la polibanda que cayó, y lo que me sorprendió es que a ese grupo lo torturaron en el Uruguay del año 1998, y están las pruebas: fue un comisario procesado por las torturas. (Los torturados) Eran gente de MPP, y nadie dijo nada, ni Mujica ni Huidobro. En Mate Amargo escribieron un artículo -con un seudónimo– que era muy confuso donde no se terminaba de entender. ¿Les torturaron a sus compañeros y nadie dijo nada? ¿Acá hay gato encerrado?".

María Urruzola dijo que los tres testigos afirmaron la vinculación de las bandas armadas con el MLN. Los tres habían sido integrantes del movimiento. Lo que no se puede establecer es el grado de "organicidad" de las bandas con el movimiento político. La estrategia de seguridad en el MLN era la de compartimentar la información. "Era la base para sobrevivir a la represión. Lo que hacía que muchos tupamaros no supieran lo que hacían otros", explicó.

A la jueza Mariana Motta la sacaron de su juzgado "por que intimó al ministerio de defensa a cumplir con una orden de su juzgado (que tenía que ver con la caída del avión de Air Class en 2012) y luego del feriado de Carnaval fue removida. Los dueños de Air Class son militares, los pilotos son militares".

"Yo creo que Fernández Huidobro nunca cambió de idea. No creo que haya sido un traidor. Con el paso de los años él fue como perfeccionando el concepto que lo ató al Ejército, el concepto de Ejército Artiguista" (que el pueblo esté armado), explicó.

Huidobro no se quedó en la teoría según Urruzola, sino que llegó a transar hasta con los violadores de los derechos humanos. La investigadora dijo que los archivos Berrutti y Castiglioni pueden revelar datos sobre la pareja Mujica-Topolansky y también sobre lo ocurrido dentro del Partido Comunista. "La pregunta es "¿qué más tienen que pueda amenazar a la pareja presidencial (Mujica-Topolansky)?"

"Lo que publico son documentos filtrados por militares. Solamente pueden filtrar cosas los que estuvieron allí. Eso no pone en cuestión la autenticidad de los documentos militares. La filtración de esos documentos es tomada por tupamaros como advertencia. La mayoría de ellos no hablan. Cuando escribí este libro les dije a mis amigos: Tengo la sensación de estar escribiendo algo que se sabía, sólo que ahora, lo escribí", dijo Urruzola.

María Urruzola y Editorial Planeta tienen el Copyright de los facsímiles adjuntos.

Notas de SURda:

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http://pelusaradical.blogspot.com.es/2009/04/uruguaylo-que-huidobro-olvido-en-su.html

 

María Urruzola habla de su libro sobre Eleuterio Fernández Huidobro

 

Guillermo Garat

Militares y tupamaros fueron procesados en 1998 por el asalto a la sucursal del Banco de Previsión Social del Parque Posadas. Pero esto es sólo una anécdota en la biografía no oficial del polifacético Eleuterio Fernández Huidobro. El libro salió ayer, pero desde el lunes genera revuelo.

Julio Marenales dijo que están queriendo “achicharrar” a José Mujica. El diputado Sebastián Sabini se preguntó cuántas mentiras más tendrán que soportar hasta las elecciones. El Movimiento de Participación Popular (MPP), que orgánicamente no va a decir nada, en tono irónico respondió con tuits. “Pepe y Lucía se compraron una estancia en Lavalleja. Robamos bancos en los 90. Defendemos las jubilaciones de los militares...”.

María Urruzola, la periodista que escribió Eleuterio Fernández Huidobro: sin remordimientos... (Planeta, 2017), está sentada en el bar con cara de circunstancia. Es que lo que más se conoció en estos días es una parte del libro, la que habla de una banda armada que hacía finanzas desde la clandestinidad, para alimentar alguna parte de la organización conocida como Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T). Pero varios militares fueron procesados por ese mismo caso y nadie dijo nada.

El libro recién salió el jueves. “Se armó una polémica que va creciendo y hasta este momento. En El Espectador eligieron titular con algo que les pareció... me parece que escandaloso, llamativo tal vez, no sé qué. No habla tan bien de nosotros como sociedad una polémica con base en algo que nadie leyó. Tenemos demasiados silencios acumulados de historias que por diferentes razones muchos no quieren que se sepan”, se lamenta la autora.

El ensayo periodístico bucea en la vida pública y semipública de un testigo privilegiado de la política uruguaya en los últimos 50 años. Se vale de una investigación periodística original y de otras ya publicadas que hacen al cuerpo de una de las tesis principales del libro: Eleuterio Fernández Huidobro (EFH) siempre fue coherente consigo mismo. Primero fue el revolucionario que contagió desde Bella Unión hasta Montevideo la necesidad de armar al pueblo, de ser vanguardia político-militar, después fue combatiente, luego rehén de la dictadura y al final un militar irregular, un ministro acuartelado en el Ministerio de Defensa Nacional con sus cajas de Nevada desparramadas por el amplio escritorio que hizo montar en la primera sala del primer piso de la sede de la secretaría de Estado. Se movía en silla de ruedas, auxiliado por dos respiradores y contra el peso de la historia, mucha historia. Cuando Fernández Huidobro murió, una parte relevante de la historia política del país también fue sepultada. Urruzola fue tras el silencio, tras los pasos del combatiente obsesionado por conquistar la confianza de sus pares, los revolucionarios, y luego la de los militares.

Al principio del Ñato

EFH quiso vestir el uniforme de la Armada al terminar el liceo. Hizo lo posible para disimular su daltonismo ante los marinos, pero perdió la prueba. Su padre había sido aviador, más que del Ejército franquista, de la leva que lo llevó a Marruecos. A los 19 años, el Ñato se afilió al Movimiento Revolucionario Oriental. En 1962, a los 21, lo expulsaron por “traidor”, por auspiciar la ocupación de tierras y fomentar la organización de los cañeros de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas. En la noche del 31 de julio de ese mismo año robó el auto de su padre para participar en el asalto al Tiro Suizo, para expropiar las armas que bostezaban y ellos prometían despertar a puro socialismo. Para lograr ese objetivo, pocos meses después, formaron el Coordinador, una agrupación protorrevolucionaria que perdió tres dirigentes en 1964 cuando la Policía los agarró robando un banco. La práctica era una vieja tradición, una línea anarquista. Y los tupamaros, desde Mujica hasta los estudiantes de secundaria, siempre coquetearon con los anarcos.

Todo por la causa

Otra tesis del libro es que a nadie debería llamarle la atención que este tupamaro de la primerísima línea, que escribió la historia oficial de la “exitosa” guerrilla -como él mismo la calificó-, terminara como ministro de Defensa.

Urruzola sí entiende que EFH colaboró con los militares. “La colaboración es por definición un trabajo en conjunto. Él quería desarrollar un trabajo en conjunto”, sostiene la autora. Pero perdió dos grandes batallas: la Guardia Republicana, a la que en los 90 calificó poco menos que de brazo armado local del imperio, hoy vestida de verde y dependiente del ministro del Interior, y la reestructura de las Fuerzas Armadas.

EFH fue un gran polemista. Sabía dónde poner el dedo y cómo hacer la llaga. Fue un agudo escritor, un punzante político y un constructor de la identidad nacional, pese a quien le pese. Tras el calabozo, su trinchera fue la prensa. Los cinco primeros artículos que publicó en el semanario Mate Amargo se titulaban “el militarismo”. Ingeniosa, muy original e informada visión -bien por dentro- de una institución acosada por los vicios del despotismo y el manoseo de un Partido Colorado otrora tan poderoso como temerario. Urruzola se remontó al leninismo, que en 1915 postulaba que una revolución sin militares estaba destinada al fracaso. EFH fue el revolucionario/combatiente dispuesto a hervir el boniato.

Cuando en 2009 José Mujica estaba a punto de ser presidente, la eventual aprobación del plebiscito contra la impunidad (que no se consiguió), la prisión del dictador Gregorio Álvarez y varios juicios por violaciones a los derechos humanos pusieron en alerta a unos cuantos militares. En blogs, aparecieron dos documentos que firmaba el OCOA, el Organismo Coordinador de las Operaciones Antisubversivas, el corazón del aparato represivo, el grupo de tareas sucias dictatorial. Uno fue la declaración, indudablemente bajo tortura, de EFH enumerando las características principales de sus compañeros de lucha; el otro fue de Mauricio Rosencof. Jorge Zabalza tildó aquello de “carne podrida”. “Los únicos que pueden filtrar los documentos militares son los militares. Los periodistas tenemos una práctica en el manejo de la legitimidad de las fuentes, sabemos que 99% de quienes filtran algo no lo hacen por amor a la patria, lo hacen por interés. Es evidente que lo hacen como amenaza, pero también es evidente que son auténticos”, explicó la autora.

Obstrucción corporativa

Siendo ministro, según Urruzola, logró obstruir la investigación de la caída del avión de Air Class en 2012, desoyendo los oficios de la jueza penal Mariana Mota, poco tiempo después trasladada a la esfera civil. La suspicacia de Urruzola lleva a pensar que el forzoso relevo de Mota no sólo se explica por su vocación como jueza defensora de los derechos humanos.

“El paladín de la lucha contra la burocracia, que escribió incluso un libro titulado Burocracia y socialismo (Ediciones de la Banda Oriental, 2008), se parapetó tras las respuestas administrativas cuando tuvo que dar explicaciones políticas como ministro de Defensa, tanto en los casos de violación a los derechos humanos como con respecto al accidente del avión de Air Class”, escribió al final del relato la periodista.

El borrador número cinco de los tupamaros, confiscado en 1971 por la Policía en el penal de Punta Carretas, fue entonces leído ante la prensa por el inspector Víctor Castiglioni. Más de 40 años después, EFH fue celador de su archivo -¿irregular? ¿personal?-, que incluía miles de documentos de inteligencia de Elmar Castiglioni y su séquito de soplones.

El destino de Fernández Huidobro “estaba ineluctablemente entrelazado con quienes habían sido primero sus verdugos, luego se habían vuelto sus amigos y terminarían siendo sus semejantes”, escribió la autora sobre las conversaciones entre tupamaros y militares durante la llamada tregua de 1972 del Batallón Florida, tal vez la piedra angular de esta relación.

Volviendo al escándalo

Un desconocido autor denunciaba en Mate Amargo las torturas a los presos por el asalto a una sucursal del Banco de Previsión Social en el Parque Posadas, en setiembre de 1998. También aportaba información sobre los aparatos de inteligencia y su accionar aquella mañana, cuando cayeron unos cuantos hombres que militaban en el MLN-T, así como sus berretines cargados de armas de todo tipo, pasamontañas, granadas de fragmentación y planos de edificios asaltados. El artículo también versaba sobre tráfico de armas y asaltos anteriores. Entre las armas incautadas por la Policía había unas cuantas que eran de militares, de las tres armas, que no habían sido denunciadas por sus dueños. Se habló de infiltración y sobrevoló el direte de que cayeron porque estaban volando demasiado alto.

Beto es el seudónimo que eligió Urruzola para esconder la identidad de un “anarco tupamaro” preso en el Penal de Libertad durante la dictadura por esa condición, y luego en las cárceles de la democracia tras el incidente del Parque Posadas. Si robó, no tiene nada, vive en la humildad.

“No me siento habilitada para juzgar moralmente a quienes individualmente se juegan el pellejo por una convicción; es lo que hizo Beto y lo que hicieron varios que me lo contaron. Lo que uno puede juzgar es la decisión política de una organización. Pero si una organización de la que formas parte te pide algo y lo haces, no te puedo juzgar”, opina la periodista.

Beto pudo contar la historia. Tony Palomeque apareció torturado y descuartizado: había escapado a la emboscada -la ratonera, habrían dicho en los 70- que la Policía había montado en las inmediaciones del Parque Posadas. Era un gambusa reclutado por los tupas en el Penal de Libertad. Según los testimonios que recogió la periodista, Palomeque (y la banda que integraba, que había cometido otros asaltos) tenía contactos con militares que le entregaban información sobre lugares para robar. La cosa se había desmadrado. Entonces el MLN-T, orgánicamente, no dijo nada. Como ahora.

¿Qué habría dicho EFH de todo esto? Probablemente, alguna descalificación lo más elevada posible. Pero eso es una conjetura. Lo que impera es el silencio, y una investigación periodística que se aproxima a algo de lo que pocos quieren hablar.

Guillermo Garat

https://ladiaria.com.uy/articulo/2017/4/maria-urruzola-habla-de-su-libro-sobre-eleuterio-fernandez-huidobro/

 


 
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